Hoy voy a realizar mi comentario sobre un tema tan polémico como es el de la prostitución. La ejercen principalmente mujeres existiendo una diferencia clara entre dos clases de mujeres en ejercer esta práctica. Por un lado están las mujeres adultas que libremente la ejercen y por otro lado están las mujeres que son obligadas a ejercerla.
Se ha hablado mucho sobre prohibir o regular la prostitución. Da miedo escuchar la palabra prohibición porque siempre supone la pérdida de libertades y en este caso, si se prohibiera la prostitución, se coartaría la libertad y el derecho que tienen muchas mujeres a elegir libremente, porque así lo desean, el ejercicio de esta labor.
Por otro lado, están las mujeres que son obligadas mediante coacción a ejercer la prostitución. La solución a este grave problema solo podría solucionarlo el Estado, si quisiera, porque tiene medios y fuerza para cortar de raíz esa explotación.
Se dice que la prostitución rebaja la dignidad de la persona que lo realiza. ¿Quién lo ha decidido?, ¿la sociedad, la Iglesia, los políticos?, ¿quién?
Sin ánimo de establecer comparaciones, en pasadas décadas, la sociedad fue muy crítica respecto a la homosexualidad. Nuestras instituciones estuvieron muy equivocadas. En aquellos años se les despreciaba, insultándolos y acusándolos de estar en contra de todo lo que estas instituciones consideraban que era lo correcto. Hoy es todo lo contrario, se les acepta y se les respeta, porque nos hemos dado cuenta, aunque tarde, de que su orientación sexual es su elección libre en la que nadie nos debemos inmiscuir ni coartar.
¿Por qué no hacemos lo mismo con la prostitución?, ¿por qué no la aceptamos y la respetamos? ¿qué mal hacen quienes ejercen lo que debería ser una digna profesión cuando libremente deciden ayudar en la necesidad de satisfacción sexual de otros hombres y mujeres?
Siempre cuando hablamos de prostitución enseguida sacamos a colación que la prostitución es marginalidad, proxenetismo, mafias, drogas y también trata de blancas. Yo en este comentario no me estoy refiriendo a este submundo, que en verdad existe y si existe es porque el Estado lo permite, porque si fuera legalizada y quedara protegida por la Ley este submundo se acabaría. Yo me estoy refiriendo a la prostitución ejercida por personas honradas y libres.
Todas las personas nacemos con necesidades de afecto y, además, necesidad de gratificación sexual cuando llegamos a adultos. Puede ser que por las circunstancias que fueren cuando uno es adulto no logra obtener esta satisfacción por los cauces habituales (relación de pareja, matrimonio, etc.) quizás por defectos físicos congénitos, accidentes, discapacidades, enfermedades u otras razones. En estos casos ¿dónde o cómo consigues satisfacer esta necesidad? Pues bien está que se pueda conseguir mediante un pago. Si esta necesidad se puede satisfacer así, con el acuerdo de ambas partes, debería ser totalmente legítimo y tener las garantías de la ley y no tendría que estar perseguido moralmente y reducido a un submundo de marginalidad donde todo se reduce a delincuencia y mafias.
Yo ratifico totalmente lo dicho por Doña Rosa Ganso, concejala del PP en el Ayuntamiento de Pinto (Madrid) justificando la prostitución porque, y cito, “hay personas con discapacidad que utilizan estos servicios porque no les queda otro remedio y hay personas que en la vida han nacido feos y no somos todos rubios, guapos y bonitos”. Por desgracia hay muchas personas que están cojas, mancas, ciegas, deformes bien a consecuencia de accidentes o que han sido afectadas por diferentes enfermedades. Son muchas y con muchos tipos diferentes de discapacidad: discapacidad física, sensorial, intelectual, psíquica, visceral o múltiple.
Por lo tanto yo reto a todos aquellos que denigran la prostitución que digan cómo satisfacemos a tantos miles de personas sus deseos sexuales. Deberíamos dejar de condenar lo que sería una verdadera y limpia prostitución sin las connotaciones negativas que tiene debido a la trayectoria moral de negación que ha sufrido siempre (por la desidia de los gobiernos a la hora de gestionar su legalización). Lo que estamos haciendo, y lo digo con mucha rotundidad, es negar a estas personas su sexualidad.
Para que las personas con alguna discapacidad puedan tener la satisfacción sexual que necesitan y a la que tienen derecho, como las demás personas, no tienen otra alternativa para obtenerla que acudir, mediante pago, a las personas que ejercen la prostitución.
Aspasia Canarias es una asociación especializada en casos de personas tutorizadas e institucionalizadas. Su fundadora, Elizabeth Cuni, se ha centrado en abrirse a las instituciones públicas y privadas que les atienden y que “no están preparadas para afrontar la sexualidad de sus internos”.
Elizabeth narra como en algunos centros mentales, la manera de lidiar con la sexualidad es montar a los internos en un autobús y llevarlos a una casa de citas con la que hayan llegado a un arreglo. Los enfermeros les acompañan hasta la puerta y desde allí que las chicas se apañen con ellos. Pasado el tiempo pactado los recogen, autobús y de vuelta al centro. «Esto se hace. Y se hace porque no hay opciones», y continua diciendo que: «conocemos casos de instituciones, públicas y privadas, en que personas brillantes y lúcidas, con discapacidades físicas, están vigiladas o incluso atadas a la cama, para controlar sus pulsiones sexuales”.
Ahora quiero centrarme en lo que hacen estos centros mentales más abiertos con esta problemática con sus enfermos: que les lleven a una casa de citas puede parecer feo pero, entonces… ¿qué alternativa proponen aquellos que denigran la prostitución? ¿Qué hacemos con estos enfermos cuando tienen elevados niveles de testosterona y necesitan satisfacción sexual? Si se prohíbe la prostitución y no hay otros recursos para que se desfoguen ¿los dejamos que se embrutezcan y sufran aún más por nuestra cerrazón mental?, ¿los atamos a sus camas como comenta la señora Cuni? ¿Los gaseamos como se hizo en los campos de exterminio nazis para que nuestra puritana y estrecha conciencia quede tranquila? Preferimos no ver el problema y el sufrimiento, antes que ceder a los beneficios de la prostitución. Es el colmo de la hipocresía.
Me ha provocado mucha ternura leer la entrevista realizada por La Vanguardia a la psicóloga y sexóloga Gemma Deulofeu, de Badalona, (cuya actitud aplaudo) a quien un paciente con discapacidad le dijo que jamás se había acostado con una mujer. “No quiero morirme sin hacerlo”, le dijo. Ella le acompañó a un burdel y al salir éste le confeso que: «¡Hoy ha sido el día más feliz de mi vida!».
En España, igual que en otros países europeos, ya existen asociaciones que están realizando una extraordinaria labor en la ayuda a los discapacitados ofreciéndoles asistencia sexual para que encuentren la forma de satisfacer su sexualidad. En mi reflexión de hoy sobre la prostitución, no me parece conveniente hablar sobre estas asociaciones. Lo pospongo para otro artículo porque, como dice el refrán, no es propio juntar churras con merinas.
La prostitución tendría que estar reconocida y autorizada y ser regulada por el Estado para que todas las personas que libremente quieran ejercerla cuenten con todas las coberturas del gobierno en el ejercicio de su profesión, mediante el pago de impuestos.
- Amela, V.M. (2014). Los discapacitados tienen derecho al goce sexual. La Vanguardia. Consultado el 13/07/2019. Disponible en:https://www.lavanguardia.com/lacontra/20140710/54410949970/los-discapacitados-tienen-derecho-al-goce-sexual.html
- Público. (2018). Una concejala del PP en Pinto justifica la prostitución como un servicio a «feos» y «discapacitados». Público, Consultado el 13/07/2019. Disponible en:https://www.publico.es/sociedad/concejala-del-pp-pinto-justifica-prostitucion-servicio-feos-y-discapacitados.html
- Torrico, E. (2016). Así son las ONG españolas que facilitan sexo a personas discapacitadas. El Confidencial. Consultado el 09/07/2019. Disponible en:https://www.elconfidencial.com/sociedad/2016-09-04/sexo-discapacitados-tandem-team-asistencia-sexual_1254701/
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